miércoles, 7 de julio de 2010

PRESENTACION DEL DIARIO



Alguna vez vi en mis sueños, casas de dos pisos, construidas en ladrillos, hechas de madera y jardín amplio, en donde la luz del sol irradia hacia el alba de mi vida
Aquella casa era mí elegida, el lugar donde pasaría un tiempo …
Después de vivir varios meses en esta metrópoli , considero que es tiempo de plasmar en letras, lo que la memoria capta transitoriamente, ya que la inevitable acción del tiempo se encarga de borrar, todas las huellas que el paso de la vida, marcan el trasegar por este mundo.
BAJO UN CIELO GRIS
De los integrantes de mi familia aquel que se decidió a cargar la mochila al hombro fue mi tío Guillermo quien, por allá en los 70 comenzó con la osada aventura de atravesar América Latina, desde El Paso, Texas hasta la Patagonia argentina, viviendo temporadas en ciudades como México, San Pablo y Santiago de Chile durante 3 años, al mejor estilo de los diarios de motocicleta del Che Guevara. A raíz de este estilo de vida, llevado a cabo en este itinerario inicia una etapa viajera en mi familia.
Siempre tuve la idea de hacer esta travesía, después de terminada la secundaria. Pero la idea quedó aplazada porque inicié Comunicación Social y Periodismo en la Universidad Santo Tomas en Bogotá, y me concentré en mi profesión. Al iniciar la primera experiencia por fuera de Colombia fue en 2006 viaje a Chile en donde tuve la primera experiencia de viaje al exterior en el país austral.
La idea concreta del viaje al Reino Unido comenzó el día del funeral de mi papa, mi tío Rafael Antonio formula la pregunta del millón: que va a hacer? Como no estaba bien de trabajo le dije que probablemente volvería a Chile a buscar un postgrado o trabajar en el café literario de Maria Paz Garcia Huidobro, la sobrina, nieta del célebre escritor Chileno, Vicente Huidobro. El respondió, que mas allá de Latinoamérica, la oportunidad podría estar en Europa, la primera opción para los colombianos es España, pero comenzaban a poner más inconvenientes en el trámites de visa, en parte porque es un destino saturado. Francia, Italia y Alemania requieren aprender un nuevo idioma. Así que la opción mas accesible es el Reino Unido por la lengua que ya conozco y las posibilidades que ofrece. Comenzó así el proceso de trámites, papeles, pasaporte, certificaciones, extractos, constancias y demás que implicaba la expedición de este certificado.
¿Que documentación se necesitan para estudiar en el Reino Unido?
Básicamente las personas que deseen ir a estudiar a este país, necesitan, cuatro requisitos:
La carta de aceptación de una institución acreditada por el Consejo Británico, que es la entidad encargada de verificar la calidad académica y administrativa de escuelas de ingles en este país.
Carta de confirmación de acomodación en el país , el periodo de estancia, dirección y código postal.
Extractos bancarios de los últimos 6 meses, porque son muy exigentes en este punto, se debe mostrar una solvencia financiera
Una carta de compromiso en la cual esa persona se compromete a apoyar al estudiante durante su estancia en el país.
A los tres días de entregar los documentos ya tenia expedido el pasaporte con mi visa, sentí algo de incertidumbre por dejar mi familia. A mi mama el recuerdo de mi papa pocos meses después de su muerte estaba aun en fresco y las horas dolorosas de su muerte todavía se reflejaban en nuestro estado de animo. Yo quería darme un tiempo fuera de la casa eso me traía muchos recuerdos. En el cuarto de mi padre todavía estaba su mesita de noche, sus libros, su ropa, la cocina, la olla del arroz con pollo, el carro en el garaje recordaba cuando íbamos el sábado al mercado en colsubsidio. Las disertaciones intelectuales académicas y políticas en el comedor. Sabía que era hora de despedirme y comencé a llamar a mis amigos y familia. No le había comentado a muchas personas mi intención de dejar Colombia y tampoco me gustan las despedidas.
Recuerdo las palabras de aquel locutor de radio que no es un adiós sino un hasta siempre. De manera que a pesar que me iba físicamente, el país siempre iba a estar en mi corazón, con todos sus problemas e incomprensiones desprenderse de la madre tierra un dolor profundo. Yo me despedí de los lugares importantes para mi, el parque nacional, el Simón Bolívar, la biblioteca Luís Ángel, fui a la iglesia donde están los osarios de mi papa, una oración.
Desde que había estudiado en el Consejo Británico en Colombia, desde en el 99-2000 mi padre me sugirió que viajara a Inglaterra. Había sido uno de sus sueños inconclusos. En mi familia, mucho tiempo atrás, las posibilidades de viajar eran menores debido al factor económico, tecnológico y algo cultural No se les inculcaba a mis abuelos y bisabuelos el enorme valor y experiencia que traían consigo “cargar la mochila al hombro” los viajes no eran de mayor duración, y solo se realizaba entre distancias locales.

Un día lluvioso de abril en Bogotá fui a la embajada británica para obtener la respuesta a la solicitud de visa. Al salir en mi pasaporte apostillado un sello con estampilla y holograma que significaba la entrada a otro país. No solo era simplemente, tinta y calcomanía sobre papel, sino el acceso a una nueva cultura y por consiguiente un cambio de vida.


La última cena: una bandeja paisa en la casa de mi tío Guillermo. Luego preparar, maleta, documentos dinero.
Mi mama me acompañó al aeropuerto, la despedida con las lágrimas en inmigración.
Dentro del avión nueve horas extenuantes de vuelo, como era de noche solo una vista obtusa del mar desde mi ventana. En el viaje el "franciscano" refrigerio que generalmente es un sándwich una fruta o verdura acompañado de un jugo. Acepté esta opción, sabia que era la única vez que degustaría de la generosa atención de la aerolínea. Otros pasajeros hacían lo propio con cerveza.
-Atravesar el charco-, como le llamamos, supone estar largo tiempo dentro de la capsula aérea. Cada quien se tomaba su tiempo para hacer mas llevadera la experiencia. Algunos veían la película que se proyecta en vuelo, conversaban con la azafata o se hacían amigos de sus compañeros de silla. Hay quienes otros leían el periódico absortos en sus pensamientos, otros simplemente dormían.
A mi personalmente no me gusta viajar en avión, quizás es por una mezcla de fobia o aversión, que siento en los momentos de despegue y el de aterrizaje del avión. Son de llo mas tensionantes.
Finalmente el piloto anuncio que en media hora nos encontraríamos en el aeropuerto de Barajas en Madrid. A través de la ventana del avión se veía cielo azul y una tierra predominantemente seca, era el final de la primavera y la temperatura ascendía a más de 30 grados centígrados. Poco a poco el avión desciende por la pista, eran las 12:15 PM, yo tenía que tomar la conexión hacia “Heathrow Airport” Para el transbordo nos enviaron a un bus que atravesó varias terminales por entre pasillos enormes, hasta llegar al puente aéreo. Una vez me subí al avión y al cabo de hora y media, el cielo dejo de tornarse claro y comenzó a nublarse, la nave viró hacia la derecha, bajo altura y ante nuestros ojos comenzaron a descubrirse los acantilados, esos enormes riscos pelados que cortan la tierra con el mar, el trazado urbano de las ciudades y las casas victorianas. Sin duda que era un momento de mucha expectativa por la ver la fría tierra británica desde una experiencia diferente.

Ya una vez descendimos en el aeropuerto vienen las mismas preguntas de los agentes de seguridad. Nacionalidad? Que vienes a hacer aquí?? Por cuanto tiempo estarás? Que tipo de estudio adelantas?

Ya estaba acostumbrado a este tipo de controles, la desconfianza no solo era exclusiva de mi país, lo interesante era ver la manera como los agentes se comunican con los pasajeros, de una manera cortes y formal, no me sentía intimidado, ni vulnerado, y una vez mostré la carta de aceptación de la escuela y la prueba de acomodación obtuve la entrada.
Yo estaba preocupado por el padre Jake que era la persona que mi primo Eduardo me había encargado de mi recibimiento en el terminal, no lo conocía y el solo llevaba una foto de mi, comencé a caminar por los pasillos, ya iba a entrar a un café para cambiar algunas monedas para llamarlo cuando en ese momento sentí una mano tocando mi hombro. Se trataba de el quién me mostró mi fotografía, nos estrechamos la mano y caminamos por el pasillo que conduce hacia la estación del metro o “Underground” compramos un boleto para el metro para dirigirnos hacia la casa en “Therapia Lane”
Y ahí me llevé la primera impresión. Atravesando el cristal y viendo el atardecer por medio de la ventana de un bus en medio de la gris ciudad, donde las culturas confluyen en una sola metrópoli, se ven almas solitarias persiguiendo sueños, anhelos, expectativas, peregrinando sonámbulas en búsqueda de ideales y metas luchados con el sacrificio que implica dejar la tierra materna.
Tomamos un tren hasta el centro de Londres por la “Picadilly Line” luego otra línea hasta el distrito de Wimbledon y luego otra hasta el sur. Croydon en realidad es un pequeña localidad a las afueras de Londres que debido a la expansión urbana de la gran capital había sido prontamente adherido a lo que se conoce como el Gran Londres, ofrecía un ambiente tranquilo por la mezcla de parques naturales, aéreas forestales, reservorios con edificaciones modernos como Nestle e Ikea

Estar en Reino Unido viviendo con otros coterraneos es ver como se construye la vida de un modo diferente al del propio país, vale la pena relatarlo, son muchas las historias de vida que contar. es por eso que tome la decisión de comenzar a redactor un diario.
El verdadero reto que implica viajar consiste en ser consecuente en esos ideales y metas que nos imponemos, en ser coherente, entre lo que pensamos, lo que decimos y lo que cumplimos. Para muchos, el solo hecho de viajar y de sentirse en un país extraño, ajeno al propio, es ya un reto, pero no deben olvidar los sueños, que nos motivaron a iniciar esta empresa.
Meses después saliendo de la escuela,rumbo al trabajo creí que seria interesante, compartir mi historia, no la de un inmigrante más, sino la de un estudiante, un periodista, un ciudadano de un país de América del Sur, que dejo su casa, su familia y su tierra en la búsqueda de un cambio de vida.

Dicen que conocer Londres totalmente puede tomar varias vidas, pero en mi casó solo fueron pocos meses los que me mostraron una imagen de lo que representa la vida en Inglaterra.
Explorar las calles, comparar el estilo de vida europeo, las formalidades de la gente representada en modas y costumbres, llenar esa ansia e inquietud que significa viajar.
Recordé que la salida a Chile, a esa tierra austral me había dado una experiencia en una plaza latinoamericana, similar a Bogotá y que no seria mi destino final en el caminar por esta vida, pondría en alto la bandera de mi país en Inglaterra, una experiencia enriquecedora, llena de enseñanzas y aventuras en este caminar por la vida.
El alma ya templada por la lejanía del hogar, la opción del cambio y la itinerancia como estilo de vida. El peregrinaje por la ciudad museo de Londres, el sentimiento de comparar las experiencias de Colombia, por otras. Las latitudes europeas hacían más llevadero este proceso de adaptación.
Casi todos hemos sentido el deseo de salir del país, por muchas razones, personales, emocionales, económicas, políticas, elevamos nuestras convicciones, para alcanzar las metas en la consecución de un ideal.

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