miércoles, 7 de julio de 2010

UN SABADO EN EL WEST END



Las historias de los rickshaws en Londres, son aquellas de valientes jóvenes viniendo desde tan lejos a esta ciudad europea deciden llevar un estilo de vida encima de su caballito de acero. Recorriendo el centro de la ciudad buscando un espacio para lograr, sueños anhelos y esperanzas
Un día de agosto comencé a pedalear por todas las calles del centro de Londres en un trabajo en el se ve una retribución económica y una experiencia de vida tan enriquecedora como esas que solo la escuela de la calle brinda a sus empíricos aventureros.
Como cualquier actividad emprendida en la vida tiene sus momentos positivos y negativos.
Ya montado en este aparato era uno más de los que andaba dispuesto a contar anécdotas para revivir recuerdos en los que han pasado y experiencia para los que vienen.
Mi primer sábado en el trabajo fue ocupado, ya hacia mas de 45 minutos que había dejado a mis últimos clientes en las puertas imponentes del Museo Británico: unos turistas que venían de Grecia para ver las maravillas de su Imperio siglos atrás. Aun era de día, y ya comenzaban a llegar los primeros amantes de la rumba.
Mi llanta trasera derecha estaba algo desinflada, sentía el desbalance. Por fortuna un compañero que pasaba en ese momento por la calle me prestó su bomba de aire.

Aproveche este lapso para tomar algo, sabia que la noche era aun mas movida que el día. Después de dejarlas en este sitio buscaba una carrera, frecuentaba los lugares de siempre, sitos de espera : Cambridge Circus, una rotonda, donde se encuentran el cruce de las avenidas que unen partes importantes del centro de la ciudad.El Mercado de Covent Garden, Leicester Square, las salidas de los teatros, etc…

Cada calle tiene algo nuevo por descubrir, un restaurante, un bar, una tienda, etc… Hay una costumbre generalizada de preguntarle a los compañeros como les ha ido en el día. Practicando mi ingles con los colegas de otras nacionalidades, los siempre trabajadores polacos, los alegres brasileros, los turcos con sus bicicletas de fuelle. Montados sobre la bicicleta hay muchos de mi país, personas de Europa Oriental, Asia, España, América Latina. Llego una pareja que quería que las llevara para la estación de Angel, lejano estación del metro, les pedí £35 pero no aceptaron, le fueron a preguntar a otro rickshaw, no supe a que precio pero terminaron subiéndose en su bicicleta, suele suceder que otros terminan con la carrera de uno, allí una alarma ensordecedora apareció, era la policía demandando retirarnos del sitio.

Subí rápidamente por la calle cuando aparecieron dos hombres visiblemente tomados me pidieron que los llevara a un bar cerca de la estacion de Euston, lo mas rápido posible

Para llegar lo mas rápido a ese bar, buscaba en mi mapa una ruta fácil de acceso. Tres hombres rubios daban indicaciones en un ingles alterado por la cerveza entre risas y bromas seguía las instrucciones, para confirmarlo le pregunte a uno de mis compañeros quien con un movimiento de manos me dibujo la ruta que debió tomar. Empecé a pedalear desafiando los elementos físicos, el viento helado la brizna, que me recordaba un poco a la ciudad donde vengo, el reto era constante , desafiar los altos buses de dos pisos que con su lento andar se vuelven un obstáculo, los peatones que en su relajo de fin de semana aparecían por todos lados, la mirada celosa de los taxistas, aquellos hombres de auto negro clásico que maldicen el día en que aparecieron las bicicletas por la ciudad de Westminster. Los policías buscando siempre razones para expedir partes. El Hare Krishna que todas las noches pasaba con el titilar de su campana, para unos era un loco y para otros era un hombre admirable. Cruzando uno que otro hueco abriendo mi paso por esta enorme urbe Europea dándole rienda suelta a todos mis sueños al ritmo del pedaleo.
Finalmente deje a los hombres en el bar, en su mano me extendían su billete, sonreían y se iban. Terminó una carrera de muchas que se pueden encontrar un sábado en la ciudad. No solo contra el tiempo sino también en la lucha de los sueños, anhelos y expectativas de cada uno de nosotros que busca ganar su lugar en esta selva de asfalto.

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